(English below)
La Banda del Ángel Caído surge de la unión de varios músicos que bailan swing, con un repertorio especialmente escogido para lindy hoppers y, sobre todo, para bailar en la calle. Hoy, nos cuentan sus inquietudes, sus gustos e ilusiones. Como parte de la escena de Madrid, estamos muy felices de contar con ellos en esta edición.

Es difícil conocer a todos los miembros de una banda, así que nos gustaría que os presentarais brevemente.

La Banda del Ángel Caído somos cinco personas, aunque en ocasiones tocamos en cuarteto o trío. La formación se compone de dos guitarristas: Fernando Berná “Nano” y Jorge Estévez; un contrabajista, Christian Pérez, un percusionista, Jesús García; y un viento, un saxofonista, Pau SanMartín. Salvo Christian, el resto son, además de músicos, bailarines de swing.

¿De dónde surge vuestro interés por la música jazz y en concreto, por el swing?

(Jorge) En mi caso, ya había hecho alguna aproximación al jazz con la guitarra, pero no era ni mucho menos la música que más me interesaba. Esto cambió a raíz de introducirme en el mundo del baile, porque disfrutaba mucho escuchando los temas que bailaba y quería conocer más, investigar… y finalmente tocar esas canciones. A partir de ese momento, comencé a tocar música swing, principalmente jazz manouche, pero abriéndome a otras influencias pronto.

(Pau) Empecé a tocar el saxofón con 14/ 15 años y, en un principio, no me gustaba el jazz. De hecho, he de reconocer que los primeros discos de jazz que escuché me parecieron un galimatías insufrible. Recuerdo que un tío mío me pasó A Love Supreme de John Coltrane en plan “escucha este discazo, como tocas el saxo te va a gustar” y no puede pasar del primer corte. Sin embargo, mi profesor de saxofón organizaba ensembles de saxofones con sus alumnos y nos hacía tocar muchos arreglos de big band, que sí me gustaban. Después fui aficionándome a la improvisación y empecé a escuchar discos de jazz en los que se tocaban los temas sobre los que yo solía improvisar. Ahí es cuando surgió mi interés por el jazz. Estando en Francia me compré un libro que se titulaba los 100 mejores discos de jazz de la historia o algo parecido, y me los fui escuchando poco a poco, comprando muchos de ellos. Pasé de escuchar sobre todo rock a no hacer otra cosa más que oír jazz. La afición por el swing me ha llegado más tarde, al participar en eventos organizados por la comunidad swing de Madrid, tocar en una big band, etc.

(Jesús) A mí, sin embargo, siempre me había llamado la atención el jazz, principalmente por no saber descifrar lo que estaba pasando ahí musicalmente . Siempre había tocado en bandas de rock, garage, pop, y solo hace unos pocos años empecé a estudiar jazz, lo que me permite entenderlo un poco más. El swing es una época del jazz que había escuchado menos, pero es a raíz de descubrir el baile cuando empiezo a disfrutarlo desde las dos vertientes, como bailarín y baterista, ambas muy satisfactorias.

¿Quiénes son vuestros referentes?

(Pau) Mis referentes están más en el jazz que en el swing. Empecé escuchando mucho jazz de los años 50 (sobre todo el quinteto de Miles Davis de estos años) que, junto con la década de los 60, es mi periodo favorito, aunque me gustan también muchos músicos de épocas anteriores y posteriores. Como saxofonista me gustan mucho Charlie Parker, Sonny Stitt, Dexter Gordon, Sonny Rollins, John Coltrane, etc. Del estilo swing me gusta sobre todo Lester Young y Frank Foster, ya que la banda de Count Basie es la que más me gusta de este género.

(Jesús) De la época del swing admiro mucho a Sarah Vaughan, Billie Holiday, Julia Lee, Count Basie, Papa Joe Jones.. Si bien mis referentes son de una época posterior al swing. Como bateristas destaco Art Blakey, Max Roach, Elvin Jones. Otros instrumentistas que son referencías para mi son Cannonball Adderley, Art Pepper, Wayne Shorter, Jimmy Smith, Wes Montgomery…

(Jorge) Para mí referentes claros son Django Reindhart y Stephan Grapelli, así como otros grandes del estilo manouche como Bireli. Otros guitarristas que me gustan también son Jim Hall o Charlie Christian. Dentro del mundo del jazz en general me gustan mucho Chet Baker, Stan Getz o Sara Vaughan.

¿Qué canciones no faltan nunca en vuestro repertorio?

(Pau) Yo diría que, a diferencia de otras bandas madrileñas callejeras de swing, en nuestro repertorio hay más temas de swing y de standards de jazz clásico, que temas de estilos más antiguos, como Chicago o Nueva Orleans. Una de las diferencias, rítmicamente, es que quizás haya más temas con un pulso de 4/4 y un walking bass muy claro, en lugar de temas rápidos con un bajo que marca las blancas y un pulso más cercano al 2/4, como ocurre con la música Dixie.

(Jorge) Hacemos muchos temas de Duke Ellington, sin duda uno de los mejores compositores del siglo XX, pero también otros clásicos de Count Basie. Creo que nuestro repertorio se basa en temas de big band adaptados a formato pequeño. Si tuviera que decir un tema entre todo nuestro repertorio creo que diría Broadway y Out of Nowhere. En general, cuando pienso en qué temas incorporar al repertorio lo hago desde mi vertiente de bailarín, pienso, ¿qué me gustaría a mí bailar?.

¿Qué diferencia hay entre tocar para un público que baila y uno que no?

(Pau) Principalmente las diferencias vienen de la velocidad y la duración de los temas. Cuando tocas para eventos de baile, en general, no puedes tocar muy rápido ni temas muy largos, para no agotar a los bailarines. Esto determina, por ejemplo, la duración de los solos, que es menor que cuando tocas para un público que solo escucha. Asimismo, en los solos es mejor emplear recursos sencillos y rítmicos que perderse en muchas florituras, más complicadas quizás de trasladar al baile.

(Jesús) Sí el tempo es siempre importante, tocar para público que baila lo es más, no solo que sea estable en un mismo tema, también tener en cuenta en el repertorio una variedad de tempos diferentes y el orden de estos diferentes tempos para que el evento no se haga aburrido ni extenuante. En cuanto a la interacción con el público, si bien se puede dar en todo tipo de eventos, en eventos de baile, la interacción visual facilita y hace más interesante la conexión entre músicos y bailarines.

Cuando ves desde el escenario una pista de baile, ¿qué piensas? ¿qué te hace sentir?

(Jesús) Ser parte del grupo de músicos que hace bailar a la gente es algo muy especial. Se siente una responsabilidad de que lo que se ofrece musicalmente genere esa energía necesaria para hacer bailar y, cuando se genera esa atmósfera de conexión entre músicos y bailarines, ¡viene el disfrute!

(Pau) La verdad, no me determina demasiado este factor a la hora de tocar. Me hacen pensar, sentir, etc., más cosas los músicos con los que toco que la gente para la que toco. Lo único que se me ocurre es que el feedback que te da el público cuando se viene arriba con la música se da muchas veces más entre los bailarines que entre un público solo oyente.

(Jorge) A mí me encanta ver las caras felices de la gente bailando, cuando realmente escuchan la música y se dejan llevar, creo que esa es la mejor recompensa como músico que te puede hacer un bailarín o bailarina, más allá de los aplausos.

¿Qué pensáis que se puede hacer desde las escuelas o colectivos como MAD for Swing para ayudar a que la gente entienda el valor de la música en directo? Sabemos que hay muchas ocasiones en las que, después de acabar un tema, la gente que está bailando ni siquiera aplaude…

(Jesus) En mi faceta de bailarín, asistiendo a clases de lindy, a veces he echado en falta que se haga hincapié en la conexión con la música. A veces se plantea la enseñanza del baile como una serie de ejercicios más o menos acrobáticos desconectados de la música. La mejor clase que recuerdo, fue en la que nos hicieron sentar en el suelo a todos y simplemente escuchábamos un tema intentando sentirlo y moviendo el tronco y la cabeza. Así se aprende a sentir la música, esa es la base… los recursos acrobáticos vienen después. Potenciar la musicalidad, explicar las estructuras básicas de los temas de swing, recomendar y poner como deberes la escucha activa de determinados temas y/o discos de jazz, creo que debería ser una parte imprescindible de la enseñanza del lindy hop. Y de esa manera también se aprendería a valorar la música en directo.

(Pau) Quizás hacer siempre una breve presentación de la banda antes de tocar, en la que se ponga en valor el trabajo de los músicos que están contribuyendo al baile. Aunque tengo que decir que, si bien hay gente que habla y casi no escucha la música, siempre hay quien aplaude y está atento.

Seguro que ya habéis tocado en varios festivales, ¿tenéis alguna anécdota que recordéis especialmente?

(Jorge) Más que en festivales, donde te ocurren más cosas divertidas es tocando en la calle, en nuestro caso en el parque del Retiro. Una de las cosas más bonitas que nos ha pasado es que mucha gente ha comenzado a bailar swing a raíz de escucharnos allí y nos lo recuerdan a menudo… ¡yo empecé a bailar gracias a vosotros!

¿Qué esperáis del VI Madrid Lindy Exchange?

(Pau) ¡Poca policía y mucha diversión! jejeje.

(Jesús) Espero pasármelo tan bien en esta edición como en las anteriores. Y como músico, esta es la primera vez que participo en el exchange, así que espero disfrutar de la experiencia y contribuir a hacer bailar como loc@s a l@s asistentes.

(Jorge) Yo particularmente espero que sea una fiesta inolvidable. Tengo mucha ilusión por inaugurar el espacio de Conde Duque tocando.

Pues como dice Jorge, el lugar donde les podremos bailar será en el Centro Cultural Conde Duque y el día, el domingo. ¡No os lo podéis perder!

 

From the Retiro Park to the Stars: La Banda del Ángel Caído


Etiquetado en: bandas de swing; Madrid Lindy Exchange